20/7/11

La suma de uno + uno nunca es igual a DOS.

Soy débil, sumamente débil.
Tan débil que por nada del mundo dejo que me acaricies, por miedo a quebrarme.
Soy insegura. Demasiado insegura, como para no dar un paso sin antes pensar en los mil y un efectos secundarios de ese paso y después de retorcerme en cálculos y teorías, convencerme de que no vale la pena darlo.
Soy triste. Tan triste que no permito que te acerques por miedo a contagiarte mi tristeza.
Me gustaría ser otra, es cierto. Pero tengo esta pared delante, esta piel de hielo, estos ojos que miran siempre hacia otra parte.
También soy apasionada por todo lo que me haga alejar al menos por un rato de esta realidad que muerde.
Soy una payasa. Necesito que me estén mirando todo el tiempo. Claro de que sólo permito que lo hagan mientras estoy actuando, mientras las luces del escenario permanecen encendidas.
Soy un vacío. A veces hasta me pregunto si tengo algo de humana, porque siento que no estoy ocupando ningún tiempo, ningún espacio.
Soy tímida. Tan tímida que seria capaz de morir al instante, si llegara a rozar el filo de tus labios.
También soy cerebral. Peligrosa y obsesivamente cerebral. Llevo años viviendo dentro de mi cerebro. Quizás sea por eso que me parece que a la vida la viven los otros y que tengo que conformarme con verlo todo desde afuera.

Quiero ver, quiero ser, quiero estar.
¡Quiero tantas cosas que ya ni me acuerdo!
Quizás poder hablar de la vida, del amor, de lo falso y lo irreal, sin prosa, ni rima, ni ningún tipo de estructura literaria.
Sin sonido, ni símbolo, sin ideas prejuiciosas.
Sin caminos, ni atajos, sin vueltas ni historias.
Y en ese momento, tendré un minuto más, aunque todo termine en este instante.
Y puede ser que al final y en las cuentas, me sorprenda saber, que no soy otra que mis espacios en blanco, en los límites únicos de estas líneas.

¿Puedes parar el mundo y tratar de hacerme cambiar de parecer?



SIMPLEMENTE QUIERO ESTAR AQUÍ, DONDE CADA UNO FORMA SU PROPIA SINFONÍA.

No hay comentarios: