Quizás sea cuestión de reconocer ese algo que no ES.
Sonrío - con cierta amargura, lo sé - y bailo sobre los restos, caminando - huyendo, quizás - SIN mirar atrás.
Lloro por los vivos, ya no por los muertos.
Después de todo, ¿quién lloró por mí?
¡Tantas cosas haría!
Cruzaría el mar, ¡juro que aprendí a caminar sobre las aguas!
Grité - casi pierdo mi voz por tu estúpida serenata.
...
Ya no vale la puta pena.
¡Lástima!
Preferible (no) esperar, las cosas son o no serán.
Si hasta cuando es un charco, da lástima mojarse los talones...
La carga en mi espalda ya no me aplasta, me empuja.
Las excusas - todas ellas, pero sobre todo las mudas - ya me hacen reír, y no tengo nada para decir - ¡que otra infle tu ego!
Te arranqué con las uñas, me deshice en oraciones, despedacé mi propio pecho - no esperes menos de mí.
Y todo siguió tan estático como cuando se abrieron las heridas.
No había mundos detenidos, ni horas de insomnio.
Y espero no te importe - como todo lo que alguna vez dije - que te haya inventado con algo tan cambiante como la palabra, ni que te haya dado forma con algo tan efímero como el pensamiento, y seas tan volátil en mis recuerdos, ni que te haya amado con los ojos del ciego, y te haya olvidado con el llanto del insensible.
"Todos tenemos un infierno en la cabeza, que no se lleva bien con este corazón. Hay emociones que no pueden compararse, ¿cómo te explico que me duele? Comprendo que no puedas con tu vida, pero yo también tengo que vivir. No existe ningún punto de partida, si no se sabe a donde ir. Vos lo ves tan fácil, pero es que cuánto más sencillo tu lo ves, más difícil se me hace."
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