20/7/11

Una razón, la intriga y la paciencia.

El silencio, la necesidad de no hablar, de no emitir palabras ni desprender sonidos de la boca.
¡Dios! ¡Que difícil encontrar una gota de silencio, en medio de tanto ruido inútil!

Los libros. Esos pocos que te cambian, que te dan vuelta, que no te dejan volver a ser el de antes una vez que has acabado de leerlo.
Los grises. Durante todo este tiempo me he encargado de transformar mi vida en un inmenso GRIS.
Escribir, pero soy demasiado inconstante, demasiado insegura y por lo general me niego a hacerlo durante largas temporadas. Tengo esta extraña sensación de que cuando escribo no soy la que aprieta las teclas y que las palabras que quedan impregnadas en el papel no me pertenecen.
Ver fotos viejas y amarillentas. Aunque no tengo muchas, lamentablemente.
La tristeza y cuánto más inexplicable, mejor aún.
El dolor y la tragedia.
La locura, en estado puro y salvaje. Amo a todo aquel que se deja atrapar en ella. A este mundo le hace falta mucha más locura. Fantaseo con la remota idea de despertarme un buen día y descubrir que estoy totalmente loca, que mis pies no están sobre la tierra. Pero no. Estoy demasiado cuerda y mis pies demasiado atados al suelo.
Tu voz y la manera única que tienes de armar las frases, de encadenar las palabras, de dar a luz a los verbos.
Tu aroma impregnado en la sabana, después de haber atravesado juntos la noche.
Poesías, y más poesías que unidas revelan el frágil estado de mi alma.
Verte sonreír y observar como tus labios construyen esa sonrisa, únicamente para mí.
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.abrazame un rato

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